jueves, 14 de julio de 2011

POR EL BIEN DEL MENOR

Este es el calvario que está pasando un gran amigo de toda la vida.

Se separa físicamente de su mujer por voluntad propia en marzo de 2009.
Al tener un hijo pequeño, en aquel momento no había cumplido los 3 años, decidieron mantener una custodia compartida de un día cada uno.

A pesar de que la madre trabaja como profesora en el mismo colegio en el que está matriculado el pequeño, el padre acudía siempre a buscar al pequeño, porque tenía mejor horario.
De la noche a la mañana, la madre del niño interpone una demanda de divorcio el 27 de julio amenazándole con quitarle al niño, y no contenta con esto, le entra el "siroco" y le interpone una denuncia por malos tratos, que evidentemente, la policía recoge.

Aleccionada habilmente por su entonces abogada, y a sabiendas de que le va a salir el asunto redondo, en su declaración afirma que ha sido objeto de malos tratos fisicos y psiquicos desde el inicio de su matrimonio, sin añadir ninguna otra prueba fisica.
Obviamente, como la justicia investiga estos casos (o sea, todo lo contrario), se realiza un juicio rápido en el que al marido le preguntan si quiere una orden de alejamiento, a lo que él responde inocentemente que lo único que quiere es perderla de vista y tenerla cuanto más lejos mejor.
La orden de alejamiento se lleva a efecto y se ponen aparte unas medidas cautelares por niño pequeño (independiente de la demanda por malos tratos, ya que curiosamente en la demanda de divorcio "este detalle" no es mencionado por la pobrecita víctima.
Por el bien del menor, se le otorga al padre un día de visita consistente en 3 horas (desde la salida del colegio y hasta las 8 de la tarde), un fin de semana cada 15 días y únicamente 15 días de vacaciones en agosto; no se contemplan las vacaciones de Navidad y Semana Santa.
El auto de medidas cautelares es irrecurrible, pero hablando con el fiscal de menores, consigue que le concedan los períodos vacacionales en su totalidad a medias. La madre del niño, que está muy preocupada por su bienestar (el de ella, claro, porque lo que es el niño....), recurre las vacaciones ante la audiencia provincial, que le da la razón y nuevamente el niño se queda sin vacaciones con su padre, a excepción de lo establecido en las medidas cautelares hasta que se ejecute la sentencia de divorcio.
Han pasado dos largos años, en los que se ha hablado con el Presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Fiscal Superior, Fiscal Provincial, Defensor del Pueblo del País Vasco, Viceconsejero de Justicia del País Vasco, Juez Decano de Bilbao, abogados, y algún que otro representante político...... Todo han sido buenas palabras, pero ninguno ha hecho nada ni le ha remitido a ninguna parte.

Primero llegó el juicio por violencia de género, en el que se diagnosticó que el padre del niño está como una cabra, porque dijo que no estaba de acuerdo con el sistema judicial ni creía en los equipos psicosociales. Fue valiente y consecuente con lo que dijo.
La médico forense, cuyo testimonio según tengo entendido es el de mayor validez, comentó que el perfil de esta pobre mujer no se correspondía con el de una mujer maltratada.
Declaró en favor de la pobrecilla una prima que es médico cardióloga, quien afirmó que había visto en varias ocasiones las manos y muñecas amoratadas, y que si la hubiera visto desnuda, probablemente tendría el cuerpo totalmente amoratado, pero para sorpresa de todos, no le hízo ningún reconocimiento médico, ni emitió ningún informe, ni la animó a denunciar a su marido, ni denuncio ella misma, máxime cuando se trataba de su propia prima.
Pues bien: la sentencia ha sido condenatoria (casi 3 años de prisión). Esta medida no es definitiva, porque está en manos de la Audiencia Provincial.
Esto ya de por sí es grave, pero que mientras se espera a que suban los testigos a declarar, la jueza se esté riendo a carcajadas con la secretaria judicial cuando una persona se está jugando su futuro, clama al cielo.
Su abogada no ha cesado de repetir por activa y pasiva que esto funciona así y que no tiene recorrido se hable con quien se hable.........Y ha acabado por tener razón.

La sentencia de divorcia acaba de salir del horno:
POR EL BIEN DEL MENOR:
1- Custodia para la madre
2- Visita martes de 5 a 8 de la tarde
3- Fines de semana: desde el viernes a las 5 de la tarde hasta el domingo a las 8.
4- Vacaciones a partes iguales
5- Festivos y puentes a partes iguales
6- Patria potesta compartida
7- Al existir orden de alejamiento ha de acudir un intermediario a recoger y entregar al niño en el domicilio de la madre o en el colegio
8- No ha de existir conflicto entre el intermediario y la madre, bajo amenaza de realizarse las recogidas y entregas en un punto de encuentro que está situado a unos 60 Km de distancia.

Pues bien, la madre del niño es la que pide punto de encuentro, por el bien de su hijo.
La madre del niño es la que entorpece los encuentros entre padre e hijo enviando a la policía cada vez que el intermediario va a entregar al niño, y eso que el padre se queda a mayor distancia de la estipulada (intenta quedarse a la vista del niño para que éste no sufra. Actualmente tiene 5 años.
La madre es la que monta el "pollo" si se entrega al niño 10 minutos tarde.
La madre, por el bien del niño, le pone ropa de repuesto el fin de semana que le toca con el padre (cuando se la pone) dos tallas menor de la que usa realmente.
La madre del niño, es la que impide el acceso del padre al colegio, a pesar de trabajar en un bloque diferente y lejano al que está el pequeño.
La madre del niño es la que cuando el abuelo del pequeño acude a su casa a recogerlo en invierno, con 86 años y un frío impresionante, le díce que faltan 5 minutos y que no va a bajar al niño hasta la hora en punto.
La madre del niño es la que pensando en él y en su bien, habla mal del padre delante suyo y de sus amigas de 5 y 9 años.

Estas son las cosas que se hacen por el bien del menor. Otro día os contaré las conversaciones mantenidas con las personas a las que antes he hecho referencia.

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